“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:24).
Quiero enseñarles algo vital para nuestras vidas como creyente, observe esto:
La forma en cómo trabajamos nuestro equilibrio interior y exterior determinará muchas veces la manera en que la gracia de Dios se manifestará en nuestras vidas.
Somos seres tripartitos, es decir: tenemos espíritu, tenemos alma (esto es: la mente, la voluntad y la naturaleza emotiva) y tenemos cuerpo. Cada una de estas partes cumple un papel específico en la vida de fe. Las tres tienen que estar de acuerdo antes de poder hacer cualquier otra cosa. y Por ello, es importante no retrasar el trabajo en ninguna. En primer lugar, comience por alimentar su espíritu con la Palabra de Dios. Así como el cuerpo desarrolla fuerza física cuando lo alimenta, el espíritu desarrolla fuerza espiritual cuando lo nutre con la Palabra. Esa fuerza espiritual se llama fe. Cultive esa fe para que su espíritu pueda dominar sobre las otras dos partes.mLuego, viene su alma. Ponga su mente en las “cosas de arriba”. Medite en la Palabra hasta que sus pensamientos se sometan a ella; y siga meditándola hasta que su naturaleza emotiva sea cautivada por ella. Recuerde que el justo vive por fe, no por emociones o sentimentalismos.
Por último, su cuerpo. Una vez que su espíritu esté cimentado en la Palabra, no será difícil poner su cuerpo de acuerdo. El cuerpo no es líder, sino seguidor; hará lo que usted le ordene. No trate de andar por la fe si su espíritu, alma y cuerpo no andan en armonía; póngalos de acuerdo y la Palabra lo llevará hasta donde usted quiera ir.
Apóstol Raúl Ramos